Cuando hemos crecido, vivido o atravesado momentos de estrés intenso, sea por las relaciones con nuestros cuidadores, el ambiente en el que nos desenvolvemos, eventos traumáticos o alguna situación específica por la que estamos atravesando. Nuestro sistema nervioso tiende a responder de maneras extremas, generando la sensación de estrés constante, hipervigilancia, ansiedad, problemas físicos como alteraciones gástricas, desorden del sueño, de la actividad sexual, etc. O falta de vitalidad, depresión, sensación de desesperanza y desconexión contigo y los demás.
Tu sistema nervioso es el reflejo de todas las experiencias que hemos vivido y lo que nos hace sentir "seguros" varía según nuestra experiencia. Si creciste en un ambiente de caos, incertidumbre, inestabilidad, conflicto entre miembros de familia, violencia, etc. Es posible que tu sistema nervioso este "cableado" para responder de maneras extremas al estrés, haciéndote reaccionar de forma agresiva, impulsiva, con falta de control. O por el contrario, respondes queriéndote aislar de los demás, sentirte congelado, sin la capacidad mental, física o emocional de responder a las demandas del ambiente, tus necesidades o las de tu familia. Esto hace que la sensación de caos sea algo familiar para tu sistema nervioso, y por ende, así suene poco intuitivo, tu buscas inconscientemente situaciones donde esa sensación de caos este presente. Es decir, tu sistema nervioso busca lo que es familiar para poder funcionar de la manera que siempre lo ha hecho, porque no sabe como sentirte seguro en situaciones de calma. Muchas veces incluso, interpretando la calma como aburrido o incluso como algo peligroso por la constante sensación de que "algo va a ocurrir". Por otro lado, si creciste en un ambiente tranquilo, en calma, con rutinas y roles claros dentro de los miembros de tu familia, es muy posible que tu capacidad para buscar situaciones que te generen paz, calma, conexión y relajación sea más fácil para ti. Esto no quiere decir que las personas que tuvieron experiencias tempranas más seguras nunca experimenten estrés, pero si es posible que logren acceder a un estado de relajación con más facilidad. El estrés es necesario para nuestra supervivencia y el óptimo funcionamiento de nuestro sistema nervioso, pero cuando se sale de las manos y no logramos canalizarlo como se debe, empieza a generar consecuencias físicas, emocionales, psicológicas y sociales.
Es por esto que la clave para sanar las heridas emocionales reside en nuestro sistema nervioso. Piensa en algo que consideras que en algún momento te afectó emocionalmente y que hoy en día consideres que lo superaste. Identifica como se sentía tu cuerpo cuando esto era algo que ocupaba espacio en tu vida, tal vez te sentías angustiado, pesado, con el corazón acelerado, con rabia, etc. Y ahora piensa como te sientes hoy, probablemente ese peso ya no exista, ni sientas esa rabia intensa, ni calor en tu cara, etc. Lo que ocurrió allí es que cuando aparece una memoria, tu cuerpo logra recordar lo que sucedió y recuerdas que existía rabia, resentimiento y cualquier cantidad de emociones y sensaciones ligadas a esa memora, pero 1. tu cerebro sabe que ya no esta ocurriendo en este momento, entonces todas las estructuras de tu cerebro están funcionando en equilibrio y 2. tu cuerpo logra sentir las emociones sin necesidad de reaccionar, es decir, sientes las emociones desde un estado de regulación o calma. Esto es lo que quisiéramos lograr, poder vivir atendiendo a lo que nuestro entorno nos pide teniendo la capacidad de regular nuestro sistema nervioso y así evitar estados de estrés crónico, ansiedad, depresión y problemas fisiológicos asociados al estrés.
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